Hidroxicloroquina y el ojo

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La hidroxicloroquina (HC) es un fármaco antiinflamatorio usado para el tratamiento de enfermedades autoinmuines como la artritis reumatoide, el lupus, el síndrome de Sjögren y algunas enfermedades dermatológicas. Deriva de la cloroquina, medicamento usado previamente para tratar la malaria.

Tanto la hidroxicloroquina, como la cloroquina pueden producir toxicidad a nivel ocular.

Efectos sobre la córnea

Se ha descrito el depósito de estos fármacos a nivel del epitelio corneal, lo que generalmente no produce síntomas y rara vez afecta la visión.

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Fotografía de retina de paciente con daño por hidroxicloroquina

Efectos sobre la retina

El uso prolongado de la HC o cloroquina puede afectar la visión central (aquella usada para ver detalles, o permitir la lectura, entre otros). Esto es debido al depósito de estas drogas a nivel retinal (específicamente en la mácula), lo que produce toxicidad y daño de las células encargadas de captar la luz, llamadas foto receptores.

Inicialmente este depósito es asintomático, pero cuando se incrementa el daño, los pacientes se quejan de baja de visión, dificultad para leer, déficit en la visión de colores, encandilamiento y distorsión de las imágenes, entre otras.

Afortunadamente, la probabilidad de tener esta complicación es muy baja. A las dosis recomendadas, el riesgo de toxicidad antes de 5 años de uso es menor al 1% y antes de 10 años, este no sobrepasa el 2%. Sin embargo, luego de 20 años, este riesgo se incrementa hasta cerca de un 20%.

El riesgo de presentar esta complicación es influenciado principalmente por la dosis diaria y la duración del tratamiento. La posibilidad de toxicidad es menor con dosis menores a 5mg/kg de peso al día para la HC y de 2,3mg/Kg al día para la cloroquina. Otros factores que pueden facilitar la toxicidad son el la enfermedad renal y hepática, el uso concomitante de otros fármacos como el tamoxifeno y enfermedades retinales previas.

Es importante realizar un examen oftalmológico antes de iniciar la hidroxicloroquina o precozmente si ya ha comenzado a tomarla.

La evaluación oftalmológica consiste en la medición de la agudeza visual, examen ocular externo y de retina (fondo de ojos). Algunas veces es necesario solicitar exámenes complementarios, sobre todo luego de algunos años de uso, ya que permiten detectar toxicidad incluso antes de que aparezca el daño en el examen físico. Entre estos exámenes se encuentran:

 

  • Campo visual computarizado: Evalúa daño precoz en el campo visual.
  • Electroretinograma multifocal: Permite ver el funcionamiento eléctrico de la retina.
  • Autofluorescencia: Es una fotografía de la retina con un flash azul. Permite detectar pequeños cambios retinales que pueden ser los primeros indicios de daño por la hidroxicloroquina.
  • SD-OCT: Corresponde a una especie de escáner de la retina. Se han descrito algunas alteraciones de las capas de la retina en etapas precoces de la enfermedad.

 

En caso de detectarse cualquier alteración de su examen visual atribuible al uso de Hidroxicloroquina, el oftalmólogo en conjunto con su reumatólogo tratante, evaluarán la suspensión del medicamento.

La toxicidad retinal producida por estos fármacos puede ser reversible si es detectada precozmente. No obstante, si ya existe daño retinal franco, es irreversible.

 

Actualizado el 1 de junio de 2020: Dr. Pablo Sabat O.

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